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Convertirse en franquiciado maestro supone un paso más allá en la relación que una franquicia tiene con su socio. No en vano, una franquicia maestra operará un determinado mercado actuando tal y como lo haría la marca original. Una simbiosis empresarial donde el emprendedor debe demostrar ser capaz de gestionar con éxito su territorio para obtener la confianza y recursos exclusivos de la empresa matriz.
La franquicia maestra es una forma de la relación entre franquiciante y franquiciatario en la que el franquiciatario maestro se convierte esencialmente en un mini-franquiciante para un territorio determinado. Este modelo se usa más comúnmente para la expansión internacional, aunque se puede aplicar a distintas regiones de un país determinado. Dentro de ese marco geográfico concreto, el franquiciatario maestro recluta, capacita y proporciona apoyo continuo a cada franquiciatario que se une al proyecto. Básicamente se convierte en el gestor oficial de la marca original a todos los efectos.
Encontrar una franquiciatario maestro capaz para la expansión internacional le ahorra al franquiciante los costos y preocupaciones en torno a la creación de una infraestructura para vender en el extranjero, así como a la hora de capacitar y apoyar a sus franquiciatarios. Ya sea una persona o una organización, el franquiciatario maestro debe poseer un alto nivel de formación y conocimientos en el rubro en el que desarrolle la actividad, así como ser conocedor de estrategias de ventas, marketing, así como de gestión y capacitación de personal.
Una de las ventajas competitivas de contar con un franquiciatario maestro cualificado, profesional y conocedor de un determinado territorio objetivo es la absoluta certeza de que aspectos como las diferencias lingüísticas o culturales, la selección de proveedores locales, la gestión de bienes raíces y la contratación de personal cualificado no supondrán problema alguno.
Por lo general los franquiciatarios maestros son inversionistas experimentados y tienen ya la infraestructura, la experiencia en ventas y marketing, así como los necesarios contactos con las instituciones financieras locales para alcanzar el éxito. A todos los efectos, cuando un franquiciante firma un acuerdo con un franquiciatario maestro otorga a éste el control total de las operaciones en la región, consumando lo que de facto es una relación más parecida a la subcontratación de servicios por parte de la compañía original que a una relación entre franquiciante y franquiciatario común.
En el aspecto económico, el modelo de franquicia maestra, a pesar de obligar al franquiciante original a ceder parte de los beneficios en favor del franquiciatario maestro, supone un equilibro perfecto para muchas empresas que se ahorran el inmenso coste de inversión y gestión que supondría ejercer la actividad comercial sin contar con un socio en ese nuevo mercado. La entrega de la mitad de la cuota de franquicia y regalías en curso para que el franquiciatario maestro haga todo el trabajo pesado vale la pena para los franquiciantes que buscan expandirse en territorios desconocidos.
Generalmente el franquiciatario maestro entrega a la franquicia una significante cuota inicial por los derechos de uso en un territorio. Como contrapartida, durante el transcurso del contrato el franquiciatario maestro retiene un alto porcentaje de las cuotas y regalías que pagan los franquiciatarios individuales por el uso de la marca. La inversión inicial es alta, pero el franquiciatario maestro obtiene más recompensas que cualquier otro tipo de franquiciatario, ya sean de unidades múltiples, desarrolladores de área o representantes de zona.
La franquicia maestra supone una relación de simbiosis empresarial perfecta en el que la relación entre franquiciante y franquiciatario se constituye más como una asociación que como una relación entre compañía y subordinado al uso. La empresa se beneficia de la infraestructura y conocimientos de su socio, mientras que éste aprovecha el producto o servicio de la compañía original sustentado por un sistema probado, las campañas de marketing internacional originales, acceso a los sistemas y tecnologías del franquiciante y, por supuesto, una marca conocida.
Además, la motivación de un franquiciatario maestro es potencialmente mayor que la de un franquiciatario común en tanto que éste se quedará con una gran parte de los beneficios asociados a la actividad. Una situación beneficiosa tanto para el socio como para la empresa franquiciante. El triángulo formado entre franquiciante original, franquiciatario maestro y franquiciatarios comunes otorgará cuantiosos beneficios a cada una de las partes si se mantiene una estrategia de gestión, organización y comunicación óptima y profesional entre todos ellos.
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